15 de febrero

Hoy tengo la sensación de haber aprovechado un millón el día libre. Y eso me pone de muy, muy, muy buen humor.


Para empezar, tenía el despertador puesto a las 09:00h. pero alguien me ha despertado a las 08:40h... ¿adivináis quién? EFECTIVAMENTE. Phoebo.


Ese ave, de cánticos victoriosos, esa sinfonía de la felicidad, ese susurro que te evoca sonrisas... ESE INSUFRIBLE PITIDO QUE SE TE CLAVA EN LA CABEZA MIENTRAS DUERMES!!!!


Pero a parte de eso... es un amor. Una vez me lavo la cara y me tomo mi café, me parecen sonidos celestiales. 


He salido prontito de casa para ir a la peluquería, como ya os comenté (no tengo foto porque no ha habido ocasión, y no soy choni de fotos en el w.c. frente al espejo) y la primera persona con la que me he cruzado es un tío muy raro que me ha dicho "¿tienes 20 céntimos? ¿Un cigarro? ¿Mechero?" 


¿¿ALGO MÁS?? Pues no, cuando me preguntan, no tengo de nada. Sí, llevo bolso, pero lleno de aire. Ni dinero, ni tabaco, ni fuego, ni cremas, ni tampax, ni cleenex, ni la cámara de fotos, ni 4 bolis, ni smint, ni una agenda de 2011, ni chicles, ni toallitas, ni una pinza para tender la ropa de color azul... ¡¡no tengo diógenes, vale!!


No me he cruzado con nadie más porque la peluquería está en la esquina de mi calle. Pero la siguiente aventura, a la que por cierto he sobrevivido, ha sido la peluquería. 


He entrado esperando una ola de reconfortante calor, que no ha llegado. He mirado hacia arriba, y sí que había un aparato de aire acondicionado pero... ¡estaba apagado! OMG Pero... pero... pero... ¿POR QUÉ?


Así que he pasado algo más de media horita con el tinte puesto y viendo como me iba cogiendo color el pelo, al mismo tiempo que mi piel iba siendo cada vez más pálida. He tenido que pellizcarme un par de veces para asegurarme que seguía teniendo sensibilidad. 


Según la peluquera, el mando no tenía pilas, pero cuando me ha visto bien, por arte de magia, ha funcionado y he podido acabar la sesión de "cambio de look" sin que tuvieran que amputarme ningún dedo de las manos.


He salido un poco asustada, porque el tono ha resultado más vistoso de lo previsto, pero después de mirarme bien ¿qué coño? estaba monísima, así que he recogido trastos ¡y a la calle!


He pensado qué es lo mejor que podía hacer para lucir mi peinado nuevo, y he decidido que irme a la gasolinera a lavar el coche, era lo más apropiado. El coche ha sido lavado por fuera, por dentro y con aspirado incluido!!... si esto no es estar de buen humor, que baje Dios y lo vea.


Luego, he comprado unos complementos para mi teléfono nuevo: una funda de silicona moradita monísima, y un protector para la pantalla. Al principio, era gracioso llevarlo dentro de una manopla para que no se rallara al dejarlo en mi bolso diógenes, luego pasó a ser un poco cutre, y al final ya me daba vergüencita. Era una manopla roja... de Winnie the Pooh... ya no tengo 6 años.


La tarde ya ha sido más relajante: sofá, manta, series y novia. 


¿Qué más se puede pedir?