16 de mayo

El otro día estaba pensando lo curioso que es que tus amigas de toda la vida, ahora al pensar en ellas, parezcan unas completas desconocidas. En cambio, hay completas desconocidas, que al pensar en ellas, las considero grandes amigas.


Cuando tenía 15/18 años mis amigas eran lo más importante en mi vida y recuerdo que mi madre siempre me decía que de fiesta todas eran muy amigas, pero que si algún día realmente necesitaba a alguien a mi lado, contaría con una mano las que acudían.


¡Bah! Ella que sabía... las madres siempre se creen que lo saben todo.


Pues así fue, cuando atravesé una época complicada emocionalmente, cuando tuve un secreto que no quería compartir con nadie porque no me sentía preparada, ellas, las muy... listas, empezaron a intuirlo y no se les ocurrió nada mejor que hacer que divulgarlo a los cuatro vientos.


No voy a negar que me sentí muy herida, la gente que debía apoyarme llegado el momento, era justo la que me había dado la espalda. A día de hoy, ya no duele, pero lo cierto es que no lo he olvidado y no siento ganas de verlas.


Cuando sucedió esto, no sabía que hacer, no quería salir de casa, yo vivía en un pueblo pequeño y la gente me miraba, murmuraba... los más atrevidos hasta me preguntaban. me refugié en la gente que siempre me apoyará pase lo que pase, mi familia y de vez en cuando me encerraba en mi habitación a trastear en internet.


Todavía no existía facebook ni twitter, así que empecé a hacer búsquedas en internet y llegué a un foro donde había muchas chicas como yo, que sentían igual, que vivían igual y que eran felices. No tenían tabús ni se avergonzaban de ello... me ayudó muchísimo leerlas, no saben cuanto... incluso estreché lazos con algunas de ellas y saqué varias conocidas y dos personitas más especiales que ahora, pese a verlas una o dos veces al año, las considero grandes amigas.


Recientemente, he añadido nuevos fichajes a la lista de personas que aún sin conocerlas siquiera (todavía), me importan. Me gusta leerlas en las redes sociales, me gusta saber cómo les ha ido el día, y me gusta que compartan conmigo ciertas cosas que sé que no lo hacen con el resto del mundo.


Me siento afortunada de la gente que a día de hoy forma mi mundo, y si bien es cierto que conservo ciertas amigas de la infancia, muchas han pasado a mejor vida y ahora solo son conocidas. 


Para mí, una amistad en la que no puedes ser sincera, no es digna de llamarse así. Si estás equivocada, una amiga te lo dirá o te aconsejará, pero siempre debería estar a tu lado y apoyarte.