7.5.12

7 de mayo

Los muertos abrían los ojos y escalaban los muros, siguiendo sus pasos. Lo seguían a través de la montaña y se adentraban en las calles de Barcelona, buscando los que habían sido sus hogares, llamando a las puertas de quienes habían amado. Algunos iban en busca de sus asesinos y recorrían la ciudad sedientos de venganza, pero la mayoría sólo quería regresar a sus casas, a sus camas, a sostener en sus brazos a los hijos, esposas o amantes que habían dejado atrás. Sin embargo, nadie les abría las puertas, nadie les sostenía la mano y nadie quería besar sus labios, y el moribundo, cubierto de sudor, se despertaba en la oscuridad con el estruendo ensordecedor del llanto de los muertos en el alma.


Carlos Ruiz Zafón consigue ponerme los pelos de punta una vez más. Sabía que "El prisionero del cielo" no me iba a defraudar. Día libre dedicado a la lectura, día libre con ausencia de televisión y una dosis, pero pequeña, de cibermundo es lo que he tenido hoy.


Hacía tiempo que no devoraba un libro de esta manera.  

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