10.6.12

5, 6, 7 y 8 de junio

A lo largo de esta semana, he observado en mí misma la manera en la que me cabreo a medida que se acercan mis vacaciones... y no porque no quiera que lleguen, sino todo lo contrario.

Tengo tantas ganas de descansar y tener tiempo para mis cosas, que el último mes antes de mis vacaciones, suele asquearme cada día que pasa y tengo que seguir trabajando.

Soy consciente de lo terriblemente egoísta que es quejarse del trabajo en un país en el que millones de personas se pegarían por uno, pero no lo puedo evitar, lo único que nos queda a los que nos siguen explotando día a día, es quejarnos, ya que evidentemente, dejar el trabajo para buscar algo mejor es impensable, a no ser que seas poco pudorosa, tengas ropa interior sexy y no te importe pasar calor esperando en una esquina.

Me reconforta pensar que en 20 días tendré vacaciones, y que en tan solo 2 días más, volaré a lugares donde tendremos intimidad, veremos cosas que nunca antes hemos visto, no nos cruzaremos a nadie conocido y por unos días no sabremos nada de política, rescates, presidentes, reyes ni ninguna otra porquería en la que ahora está envuelto el país.

¿Por qué los días pasan tan lentos? Digo yo.

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