4.6.12

1 y 2 de junio

Junio no pudo empezar más ajetreado.


Mi compañera de trabajo me abandonó a mi suerte en dos de los días de más trabajo que recuerdo en meses. Tenía vacaciones. 


No estuve sola, básicamente porque eso en mi trabajo es imposible, me dejaron con la compañera más incompetente que existe, y en muchas ocasiones preferí haber estado sola, por lo menos no hubiese tenido que hacer de niñera.


Me gusta que haya movimiento en el trabajo, porque las horas pasan rápido, y me alegro de no trabajar en una ferretería para no tener tentaciones de clavarle la primera cosa puntiaguda a la susodicha.


En general, las cosas salieron bien, se ha reconocido mi trabajo, cosa que no pasa muy habitualmente, y eso hace que me sienta flex.


El sábado, día 2, teníamos la celebración de un cumpleaños por la noche, pero al final no pudo ser, porque un amigo se puso muy malito y estuvo un rato en el hospital. En fin, nada grave, más o menos ya está todo en orden.


Tampoco puedo decir que en el fondo no me sintiese aliviada. Estaba física y anímicamente fuera de combate. Muerta de cansancio. Me sirvió para aprovechar y dormir mucho y despertar el domingo con las energías renovadas, que falta me hacía.

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