15 de enero: El bautizo.

Nada más levantarnos, nos hemos vestido con las mejores galas para ir a ver como aceptaban en la Iglesia cristiana a Xavi... sí, sí, una fiesta en la casa del Señor.


Como podéis imaginaros, yo no soy muy de iglesias, por razones más que obvias, pero hoy he sacado varias cosas en claro de ese pequeño ratito que el cura que susurraba a su alzacuellos nos ha regalado.


Una de las cosas que me ha chocado, es que el cura ha dicho, que hoy Xavi sería acogido como hijo de Dios, y que Dios lo hace de forma gratuita, solo porque él es amor y acepta a todo el mundo... y entonces... ¿por qué será que la Iglesia cobra por ello? ¿No es un poco contradictorio?


Después de repetirnos que Dios era amor unas dos cientas veces, ha seguido con que Él, cuando nos acepta como hijos suyos, nos enciende una luz que nos acompaña, pero que para que siga encendida, tienes que seguir el camino de la Iglesia, si vas por el camino del diablo, se apaga... ¿pero Dios no era amor? entonces... ¿nos deja de querer cuando no le convenimos? ¿acaso un padre haría eso? Bueno, yo tengo asumido que el recibo de mi bombilla hace tiempo que no se paga.


Pero aparte de este ratito incómodo en la Iglesia, y del frío que he pasado, porque, ¿os habéis fijado el frío que hace en TODAS las Iglesias del mundo? desde luego, tienes que tener mucha devoción, para ir todas las semanas a escuchar misa. Mucha devoción... o un abrigo muy gordo.


Pues como decía, luego ha sido brutal. Me lo he pasado como una niña pequeña, he reído hasta llorar, que hacía mucho tiempo que no me pasaba, y solo puedo decir, que tengo dos familias geniales.


Siempre que salgo de un bautizo, pienso en robar al niño... estoy por hacerme creyente, a ver si viene el Espíritu Santo y me hace una de las suyas.