2 de enero: No ha cambiado nada.

Pues ha empezado el 2.012 y parecía algo mágico pero ha venido el lunes para demostrarme que de eso nada monada, que la vida sigue igual y los lunes... hay que seguir con la vida e ir al trabajo y aguantar las mismas  chorradas de siempre.


Me gusta tener un trabajo en el que tengo trato directo con la gente por varias cosas, pero la primera y principal, es que todos los días hay alguien que te sorprende. 


Hoy, sin ir más lejos una niña preciosa de unos dos añitos ha entrado desde la calle única y exclusivamente para darme un abrazo, y eso enternece a la chica más dura, que no digo que yo lo sea, ni mucho menos.


Pero si estás receptiva, la gente te puede sorprender en cualquier lugar. 


De camino al trabajo, veo muchas cosas, pero lo que más veo, son semáforos en color rojo... y me aburren. Así que me dedico a mirar a la gente de alrededor, porque siempre hay alguien sacándose un moco que te entretiene y nunca sabes qué forma le dará... si es aseado, abrirá la ventana y lo dejará caer.


Pues hoy estaba en mi acalorada tarea de investigar a los conductores de alrededor, cuando me he dado cuenta que el chico que había a mi lado me estaba mirando, y como yo, desde el coche soy toda una valiente le he sostenido la mirada y nunca adivinaríais lo que ha hecho... pues se ha sacado una baraja de cartas, las ha abierto, ha escogido una, la ha hecho desaparecer y aparecer y luego me ha enseñado que era un as de corazones... 


Efectivamente, el chico me ha hecho un truco de magia en menos de lo que dura un semáforo en rojo. 


Así que no he podido evitar sonreir, y así he llegado al trabajo. Y eso me encanta.


Me gusta salir a la calle, y que siga habiendo gente que me sorprenda para bien. Me gustan las personas atípicas que te hacen trucos de magia en los semáforos, porque está mucho menos visto que lo de vender cleenex... ¡dónde va a parar! 


En definitiva, hoy ha sido un día rutinario, pero molón.